El principal problema al que se enfrentan diariamente los especialistas en el campo de los trasplantes, en ocasiones muy difícil de solventar, es su carácter inmediato. Y es que órganos como el corazón, el hígado o los pulmones solo sobreviven unas horas antes de trasplantarse en el paciente. Por ello, la operación y los trámites deben llevarse a cabo con la mayor rapidez posible.
Pese a que es posible criopreservar los órganos mediante vitrificación, no se ha conseguido llevar a cabo ese proceso sin que los tejidos sufran daños irreversibles. Por eso se están desarrollando estudios e investigaciones para aplicar las posibilidades que ofrece la nanotecnología en este campo.